viernes, 20 de diciembre de 2013

Fiesta navideña

¡Hola bloggers!

El miércoles pasado fue un día muy especial con los peques, pues al estar ya la Navidad a la vuelta de la esquina tuvimos una mañana especial en el hospital, completa y absolutamente dedicada a la Navidad y a los peques. Nada más llegar la primera actividad que hicimos con los peques fue la decoración de bolas para el árbol de navidad. Cada peque elegía la bola del color que más le gustara y luego las decoraban pegándoles encima estrellas y puntos de colores y también purpurina. Estuvieron entretenidos, aunque estaban algo inquietos porque sabían que a lo largo de la mañana iba a ocurrir algo...
La primera sorpresa llegó en forma de magia. Vino un mago a hacer un espectáculo y sacó a algunos peques de voluntarios. ¡Si viérais lo bien que se lo pasaron! estaban todos partidos de risa y a la par no perdían detalle de ninguno de los trucos para ver si descubrían  como se hacían.
Después, cuando se terminó el espectáculo y se despidió el mago, continuamos haciendo con algunos peques más bolas para el árbol. Y en esas que estábamos cuando de repente se empieza a oir por el hospital de día: ¡Eh! ¡Que ahí fuera hay un señor gordo con barba vestido de rojo!
Y todos los peques....salieron disparados hacía afuera jajajajaja
Si, el señor gordo vestido de rojo...¡Era Papá Noel! Los niños, como os imaginaréis, estaban encandados, todos rodeando a Papá Noel y haciéndose fotos con el. Y como no podía faltar, un peque puso su toque de espontaneidad al momento: Oye Papá Noel, ¡debajo del gorro se te ven los pelos! (Hummm... un pequeño despiste y una peluca algo torcida tuvieron la culpa jajajaja)
Pero enseguida se olvidaron del detalle de los pelos porque lo mejor estaba por llegar...
Al ratito de estar los peques haciéndose fotos, ¡empezaron a nombrarlos uno a uno para darles unos regalos! Ese momento fue... INCREÍBLE, las caras de ilusión que tenían todos los niños eran dignas de foto, fue un momento precioso.
Y después de que se les pasara la "histeria" de los regalos, poquito a poco y según los iban convenciciendo las mamás y los papás, ya que los niños no se querían ir, se fueron llendo poquito a poco a casa a disfrutar de los regalos que les había traído Papá Noel en el hospital.
En definitiva, y como ya me imaginaba yo antes de vivir un día como el que viví el miércoles pasado, fue una mañana muy especial.
Y es que ver desde el minuto uno que entré a todos los peques y papás sonreír y pasárselo en grande fue para mí uno de los mayores regalos.

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